Cuando elegimos nuestro lugar de viaje a muchos kilómetros de distancia, estamos casi obligados a tomar un vuelo con las temidas escalas.
Se puede pensar que las escalas son ventanas al infierno llenas de aburrimiento, hambre e incomodidad, pero hay formas de sacarle provecho e incluso transformarlas en buenas experiencias, ¡sigue leyendo!
Escalas premeditadas
Muchas veces las escalas “nos tocan”, pero también se utilizan como estrategia para abaratar costos en un viaje.
Existe la posibilidad de comprar tramos más cortos que te permitan llegar a tu destino final por menor cantidad plata. El problema radica en si quieres o no salir del aeropuerto mientras esperas, ya que si el país de tu escala no es el mismo que tu país de destino, debes considerar que necesitas documentación.
Planifica tu viaje con anticipación, así puedes hacer un plan que te permita conocer más y pagar menos, ¿qué mejor?
Otro punto importante es que estés muy atento a los horarios de los vuelos. Recuerda siempre lo fácil que es perderse en una ciudad que no conoces y lo difícil que puede resultar volver al aeropuerto si, además, no hablas el idioma.
Considera siempre los escenarios posibles y toma tus decisiones de manera prudente, para no arruinar el viaje antes de siquiera llegar a tu destino final.
Sácale el jugo al aeropuerto
Los aeropuertos son como mini ciudades que te proveen de todo lo que necesitas para sobrevivir y entretenerte.
Aprovecha tu escala para hacer las compras que tenías presupuestadas para el final del viaje: tu perfume favorito y uno que otro souvenir de regalo para la familia y amigos.
Puedes evaluar también la posibilidad de comer y probar cosas nuevas. Hay aeropuertos que tienen una oferta amplia y atractiva de lugares en donde puedes pasar el rato y comer algo rico, recuerda que la comida de los aviones no tiene muy buena fama y a nadie le gusta viajar con hambre.
Socializa
Tanto si vas solo o acompañado, un aeropuerto es un muy buen lugar para conocer personas nuevas.
Recuerda siempre que tu viaje no inicia cuando llegas a destino, sino más bien cuando sales de tu lugar de origen. Comienza con tu intercambio cultural en las salas de espera o en algún restaurante.
A veces las esperas se pueden hacer más largas de lo que te imaginabas y seguro tu vecino de asiento agradecerá la distracción.
Lee o mira una película
La tecnología nos permite mantenernos ocupados con nuestras actividades favoritas mientras esperamos en cualquier parte.
Los dos puntos fundamentales a considerar si esta será la actividad que elegirás es primero, no olvidar llevar tus dispositivos con batería, además del cargador a mano y segundo, ¡ponte audífonos! A nadie le será grato sumar otro ruido a lo mucho que ya está pasando a su alrededor.
Si tu preferencia va más por el lado de la lectura, trata de llevar un libro que hayas empezado a leer y que te haya gustado, porque sería muy triste que lo empezaras a leer y te encuentres con la desagradable sorpresa de que el libro simplemente no es para ti, sin tener ningún otro libro de reemplazo a la mano.
Avanza algunos pendientes
Si tu viaje no es de negocios, probablemente encontrarás que avanzar en cosas de trabajo es una locura, pero en realidad no lo es.
Imagínate esperar 7 horas a que salga tu vuelo y haber hecho ya todo lo que podrías hacer para distraerte, ¿por qué no aprovechar que estás sentado y con conexión a internet para salir de ese pendiente que te tiene algo atormentado?
Responde esos correos, actualiza esas planillas o ten esa mini reunión que tenías pendiente.
El sacarte ese peso de los hombros bajará tu ansiedad y hará que disfrutes mucho más tus vacaciones. ¡Buen viaje!